Mapas del Bicentenario: El Salvador en el planisferio terrestre de los Cassini (1696)
El viernes 15 de septiembre de 2017, en la atmósfera del planeta Saturno se disolvió una nave espacial enviada desde la Tierra veinte años antes. Así finalizó la misión Cassini-Huygens que, con un costo global de 3,260 millones de dólares, involucró a las agencias espaciales estadounidense NASA, europea ESA e italiana ASI para explorar a ese planeta, sus lunas y sus anillos.
Fue el trabajo de equipos científicos de 27 países lo que permitió el lanzamiento y funcionamiento del cohete Titán 4B desde Cabo Cañaveral, el 15 de octubre de 1997. A bordo del cohete iban la sonda Cassini y el módulo de descenso Huygens. Ambos llegaron a la órbita saturniana el primer día de julio de 2004. Su primera misión inició el 14 de enero de 2005, con el descenso del módulo Huygens en la luna Titán.
Esa misión científica combinada culminó el largo proceso de observaciones y estudios de Saturno, iniciados en el siglo XVII por los astrónomos Cristiaan Huygens (Países Bajos, 1629-1695) y Giovanni Domenico Cassini (República de Génova, 08.junio.1625-París, 14.sept.1712. Nacionalizado francés, a veces se le menciona como Jean Dominique Cassini).
Astrónomo, geógrafo e ingeniero, Cassini es uno de los primeros intelectuales europeos que marca un antes y un después en las observaciones celestes para el trazado de mapas, a la vez que le da un notable impulso a la superación del cosmógrafo como figura dentro de las cortes reales, para dar paso al científico profesional.
Llegado a la capital francesa en 1669, por invitación expresa del rey Luis XIV, fue este mismo monarca quien lo nombró director del Observatorio de París, en 1671. En ese puesto permaneció las siguientes cuatro décadas, hasta su muerte, ciego, tras haberse dedicado a hacer profundas observaciones y registros de la Tierra, la Luna, los anillos A y B de Saturno y algunas de sus lunas observables mediante los telescopios entonces disponibles.
Con todos sus apuntes, Cassini influyó de manera notable en un trazado más preciso de los mapamundi, planisferios y globos terráqueos de los siglos XVII y XVIII. En esos trabajos y en los astronómicos, su obra sería continuada por su hijo Jacques (1677-1756), su nieto César François (1714-1784) y su bisnieto Jacques Dominique (1748-1845). A esa generación de científicos también se unió uno de sus principales discípulos franceses, el cartógrafo Guillaume Delisle.
A mediados de la década de 1670, Cassini le solicitó a varios colegas franceses e ingleses que le enviaran datos desde 43 ubicaciones de la Tierra, para diseñar un nuevo y más preciso planisferio de nuestro planeta. Aquella red intelectual -entre la que estaba un joven Edmond Halley- correspondió a sus deseos y le transmitió por carta los datos solicitados desde lugares tan distantes como Quebec, Santiago de Chile, Beijing, cabo de Buena Esperanza, etc. Con toda esa información, en el suelo del Observatorio de París trazó aquel planisferio de 7.31 metros de diámetro.
Para 1690, aquel planisferio ya había sufrido algunos daños y amenazaba con perderse para siempre. Por eso, su hijo Jacques decidió hacer una versión portátil mucho más pequeña, que fue grabada e impresa en la capital francesa, en 1696, por Jean Baptiste Nolin, a partir de una placa metálica de 55.5 centímetros de diámetro.
Ese planisferio no era un mapa cartográfico en sí mismo, sino más bien un esquema de ubicación de las masas continentales y otros detalles geográficos conocidos hasta entonces dentro del trabajo de fijación de meridianos que le interesaba a Cassini para la predicción de eclipses solares y otros fenómenos celestes. Por ese motivo, de la costa salvadoreña no aparece ningún topónimo ni registro preciso, sino sólo un esbozo. De la costa centroamericana, el único punto fijado es el del puerto de Trujillo, en la costa caribeña de Honduras.
En la actualidad, el planisferio terrestre de los Cassini-Nolin es una verdadera rareza. Existen muy pocos ejemplares disponibles en bibliotecas europeas y estadounidenses y muchos menos aún en colecciones privadas. La reproducción digital que hoy presentamos en Alfa Geomatics procede de la Biblioteca Nacional de Francia, en París.
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